miércoles, 25 de noviembre de 2009

Lágrimas sobre el choripán

Queridos habitantes del contaminado y próximo a ser extinto, planeta Tierra. Les habla otro ser que va a morir junto con ustedes así que muevan dos ojetes a la derecha, reclinence sobre el cadáver en menor estado de putrefacción, tome su computadora portátil -única compañía y vestigio social entre tanto muerto- que pesa menos que un pedo y es más chica que un puño- y, por supuesto, Ud., jamás sabe dónde carajo la deja-. Sin hacer más que esto, lea...

Todos hemos experimentado, a lo largo de nuestras cortas o largas vidas, distintos tipos de emociones. Todos también hemos tenido nuestro momento de reflección y quizás allí este es el punto en donde nos pongamos melancólicos, o comencemos a filosofar sobre lo poco que hemos hecho de nuestra vidas, sobre qué mierda será de nuestro futuro inmediato o a largo plazo, y llegamos haciendo balances de lo que pasó, de lo que no pasó, de lo que podría haber sido, de lo que nunca nos llegó, de lo que nos arruinó por completo. Seguramente en estos momentos usted no recuerde momentos felices, porque creo que esta inserto en la naturaleza del ser humano, que en estos momentos en los que se mira a si mismo y ve lo poca cosa de su existencia, o que el porvenir esta a unos pasos no más y todavía no ha hecho nada productivo; entonces llega la depresión -fiel compañera del fracasado-. Este tipo de depresiones no son nocivas, nos hacen reflexionar, para, pensar, bajar un poco, etc, etc.
Pero existe otro tipo de depresión; esa lágrima que se busca como por lapso de media hora para hacer mas interesante la escena: esa tía que no esta muy sobria en la fiesta de fin de año y aunque le patina la lengua y no coordina correctamente las palabras comienza a dar uno de esos discursos estúpidos en los que se ríe de a ratos, donde repaza los actos del año haciendo el balance más patético, en el que a toda costa intenta hacer ver que el año fue genial, nombrando nacimientos, casamientos y demás boludeces... Eentonces termina llorando desconsoladamente con unos cuantos parientes que, a lo mejor, estan sobrios pero se prenden este casi podríamos llamarlo "ritual" en el que aflora la pelotudez disfrasada de emoción, ritual que finaliza con un brindis y la aguidísma voz de la tía a la cual le pasaron unas cuantas cajas de Phip Morris, además que la pasaron por enesima unos cuantos años entonando la estúpida pero inagotable frase -en cuanto a vigencia- "Porque el año xxxx sea mejor" y vuelven a brindar aunque quede incomodísimo desde el lugar donde esta el otro pariente al que seguramente odie y le desee desde lo más profundo del alma que muera para tener un terrenito en el Chaco y mal venderlo pero acumular algún tipo de riqueza que quizá ni si quiera necesite.
¿Cómo no hablar de esa novela de las tres y pico de la tarde? De la novela que conmueve a doña Rosa desde tiempo inmemorial, y aunque cada novela nueva tenga la misma trama, ella siempre va a empezar a verla con el placer de saber que al menos son otros actores -a veces ni eso, miren a Floricienta, a Niní y a Casi ángeles temporada 187, de todas formas ese es otro tema-, pero lo grave es que no solo doña Rosa se conmuve, y ahí "habemus problema". Cuando el niño de la casa se enganchó mirando "el Clón", cuando el más macho de Flores no salía a la calle de 6 a 7 porque esta "Lazos de Familia", cuando la muchacha intelectual que defenstra a la caja de Pandora (televisor) no se pierde un capítulo de "Amor en custodio", entonces tratan de mantenerlo escondido pues a nadie le causa orgullo el decir "Si, yo miro María, la del barrio" (se llamaba así, no? NOTA: No te hagas el pelotudo sabes perfectamente el título . Uh! y como olvidarse de los noticieros y su teleteatro, la músiquita de fondo ¿No les parece demasiado? No, evidentemente no. Los viejos llorando y estremeciéndose en sus habitaciones mientras el periodista trata de ponerle emoción con la voz -y lo hace tan mal- pero sin embargo los viejitos lloran porque la nena volvió a casa, el último crimen pasional donde tal o tal es un monstruo terrorífico y el otro es una pobre víctima.
Y entonces todos, malditos infelices que simulan ser insensibles (me incluyo), o que son hiper sensibles ante cualquier idiotez como las antes mencionadas... lloran desconsoladamente, llorar con esta lágrima, que mas que agua esta compuesta por grasa parrillera, por chimichurri; estas lágrimas estúpidas absolutamente provocadas... estas lágrimas sobre el chopirán, que a veces nos vienen tan bien!

sábado, 7 de noviembre de 2009

Paz Interior

Todos vemos distinto las cosas, la subjetibidad de cada cual es única -a menos que ud. no vea otra cosa que TN, ni lea otra cosa que Clarín- en esta entrega de mi querido submundo, de este Paraiso del Pecado, ocupa nuestras mentes el deseo de definir "Paz interior". Quien les habla, mejor dicho quien les escribe, intento expresar este concepto milenario que nos remonta al otro lado del planeta.
Los dejo en compania de estos versos -con rima asonante en los versos pares-...

Su anatomía entera, se tensiona,
Le es imposible dar un solo paso,
Simulando ante la gente del lugar
Escondiéndolo todo bajo el saco.

En ningún bar de Florida
les conmovió su situación,
la ley es igual para todos:
“solo si hay consumición”

Prácticamente llorando,
llegó a un asqueroso bar.
El mozo, se acercó a él,
sin ningún reproche, lo dejó pasar.

Al fondo a la derecha estaba…
Y hasta el olor era espectacular,
Al fondo a la derecha estaba…
Y era cuestión de dejarse llevar

El sonido del líquido y la cerámica,
El estado de suma relajación…
En aquel cuarto de baño,
Supo de qué se traba la paz interior.

jueves, 15 de octubre de 2009

Confeciones del retrete


En esta vida hay gente que ha sido testigo de los más terribles mal tratos, de las cosas más insólitas, de las más divertidas anécdotas; o incluso las han vivido en carne propia. De todas maneras hay testigos mucho más fieles que las personas y esas son las cosas, porque obviamente nadie teme de ellas. Por lo tanto la persona se encuentra relajada, no miente, no finge una falsa sonrisa, no contiene una puteada, ni un grito, ni un pedo; se encuentra en estado de pura naturaleza, prácticamente como un animal en su propio hábitat. Por esto las cámaras dan testimonio exacto, porque son cosas y no seres humanos. Ya sé que los estos aburriendo mis queridos lectores, pero no crean que el autor de este blog tras haber ingerido media docena de hongos alucinógenos empezó a creer que la filosofía era lo suyo, y entonces se decidió a escribir en este bloguesucho del orto. Pero si usted creía que las únicas cosas que podían contar lo ocurrido eran las cámaras sepa que se equivocó, tu inodoro da un terrible testimonio acá, en "El paraíso del pecado", ¿Dónde más? un blog hecho de mierda, para un mundo de mierda.
Primero, y para posesionémonos en la situación, imaginémonos a nosotros mismos como un inodoro, imaginémonos los días de un inodoro, la pobre vida de este artefacto. Solo, a oscuras, en ese cuartito azulejado, frío, y tu compañero de en frente, sí me refiriendo al bidet, ese que nunca te dirige la palabra y a veces ni si quiera la mirada, pero entonces las canilla de la ducha y de la bacha, en ciertas oportunidades, producen un tenebroso clima con sus gotas, que una tras otra y caen y caen, y Tic, tic, tic. Eso que no llegamos al punto más desesperante, que es cuando un ser humano entra por la puerta, existen veces en las que ni se fijan en vos, querido inodoro, se miran al espejo, se duchan, se lavan las manos o no se qué; pero cuando se fijan te aseguro que es peor... Yo sé perfectamente que vos te ponés contento cuando los seres humanos se fijan en vos y enfilan recto y sin dudas hacía el donde estás, y que más contento te pone sentir un cálido cuerpo sobre vos; aunque a veces la vista no es nada grata (a pesar de que el calor te sigue haciendo feliz) esos culos gordos y poseados cual avenida del conurbano, de una tía, de una abuela, o de una mujer (no muy grande, tipo 35) que ya es madre; y nada se ha privado del hermoso acto de comer y más tarde no hacer nada en pos de que su cuerpo no lo retenga; o por qué no un hombre, esos que parecen jamás haberse sacado el boxer (o sleep) y tener un calzoncillo de lana, claro que acompañado con algún pelo encarnado de esos que forman terribles granos, que terminan por parecer un quiste lleno de pus a punto de estallar. Pero lo que usted señor inodoro, y corríjame si miento, lo que es un primer plano cruel de esta imagen, que por Dios, si lástima a los pobres ojos del pequeño ser cerámico que apenas mide 60 centímetro en el mejor de los casos. Pero a pesar de todo el pobrecito inodoro sigue contento, a pesar de que no sea la mejor de las compañías y qué se yo, la vista no ayude (aunque existen inodoros envidiados como el de Jessica Cirio o bien el de Evangelina Anderson, entre otros inodoros que en esta etapa nada mal la pasan), esta con alguien y logra, aunque más no sea unos minutos, cortar con la soledad y la oscuridad que reinan sus horas.
Pero la desilusión esta al caer, y digo literalmente a caer, ya me comprenderán estimados lectores. La cuestión comienza a parecer normal y esa vista (siempre que sea desafortunada, como la mayoría de los casos) a esta altura no es tan lasiva ante los ojos de nuestro ya resignado protagonista. Justo en el instante de mayor felicidad de nuestro querido amigo, con su huésped ya acomodado y quizás leyendo o contando el número de baldosas y azulejos que hay en la habitación, u ocupado en algún otro pasatiempo, recién ahí, cuando el ser humano hace fuerza se ve, lo terrible. Primero salir una extraña materia amarronada desde el trasero del ya querido compañero de ocasión del inodoro, entonces comienza a afligirse, y no porque sabe lo que viene, sino porque cree firmemente que esa materia esta incomodando a su nuevo amigo entonces no sabe cómo ayudarlo, pues el mismo peso de su amigo es el que le impide todo tipo de movilidad. Unos segundos antes de que el inodoro logre ayudarlo, llega a sus costas esta materia; es este el momento en el que el inodoro siente la más profunda de las desilusiones, pues nada agradable le resulta esta materia de blanda consistencia, repugnante olor y peor aún apariencia. Pero no es solo esto sino que más tarde cae sobre si un papel con manchado con este mismo elemento y su huésped, su amigo, su querido ser que lo sacaba de la soledad se había ido, sin decir si quiera adiós.
Existen también otras veces en que son usados vilmente por los seres humanos ya sean vómitos, o los hombres cuando orinan que lo hacen de lejos sin hacerle si quiera una caricia al pobre retrete. Las mujeres, en cambio, más comprensivas, se acercan al inodoro y aunque sean pocos minutos se posan sobre su tabla, la que suele haber sido meada con cuidadosa prolijidad y anticipación por un hombre, y entonces por un corto tiempo de calor despiden otra sustancia con asqueroso olor; aunque lejos de semejarse a la asquerosidad del caso antes explicado, al de esa materia amarronada.
Antes de irnos, los dejo con una frase que declaró el retrete de la casa quinta de Tota Santillán, quien preside la A.R.U.L (Asociación de Retretes Unidos por la Liberación) y es miembro de la C.I.A.S.S.D (Congregación de Inodoros Argentinos que Sufren el Sobrepeso de sus Dueños), y dejará en su obra, que después adoptarían como himno: "Oíd cerámicos sus nalgas se han activado... (...)Si los humanos han de cagarnos mearnos y vomitarnos; Coros: vomitar, vomita, vomitar (...) En nosotros esta el gusto de salirnos siempre del cañito.... (Concluye) (....)¡Y su piso de mierda embarrar!"
Entonces sí para concluir: Y suena el botón, corre fría el agua, esa que intenta lavar lo errores antes cometido paro también querido amigo te indica el principio de tu nuevo largo período de soledad, entonces, se lava las manos (si es que lo hace), apaga la luz, y de nuevo a oscuras, cierra la puerta, y de nuevo solos.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Los mediaticos (¡Corran por sus vidas!) Parte I "The Suller's family"

Antes de empezar... Buenos días.
Ahora, que ya nos saludamos, que ya te sacaste los zapatos, ya te desabrochaste la bragueta y terminaste de hacerte la pajota, ahora que te tiraste al mejor estilo babosa inútil sobre el sillón de la computadora, que ya te tiraste ese pedo que viene pujando desde hace un tiempo y que ya te sacaste ese moco que venia bajando lento en el transcurso de la mañana; recién ahora podemos hablar. En la entrega de hoy "Los Mediáticos", los creadores de la televisión basura, los señoriítos que disfrutan del escándalo desmedido, ellos -mejor dicho esos-, esos abortos de la naturaleza agravados por la exposición televisiva. Son muchos los nombres, pero podemos relacionarlos en una y tan solo una familia, la familia de los mediáticos (¿Qué les queda a los pobres Ingals?). Y esto es una larga, larguísima historia, pero empecemos por el principio:

"Corría el año 1953, una mañana fresquita en el barrio porteño de Villa Ortúzar, y Pepa Suller estaba sentada en la mecedora, que alguna vez fue de madre, tomando mate con una vecina del barrio. La charla fue normal hasta que llegó la vecina de enfrente, a la que por cierto ambas envidiaban por ser flaca y escuchar los gritos desesperados de placer que emitía cuando estaba con su amante, se posicionó de frente a Pepa y le dijo: " Esa panza no es de mate con galletitas, esa panza es de embarazada". Pepa tardó en contestar, pues en principio pensó como insultarla o tirarle la pava caliente entre las piernas, pero más tarde reflexionó y dijo "Con razón se mueve la panza y aunque espero que sea pedo no sale nada". La otra vecina acotó "Sí, además acordate que hoy vomitaste tres veces: cuando cocinabas, que bueno igual me lo comí, en el taxi que le vomitaste la pelada al pobre hombre del Renaut y al final cuando se la chupabas a Fernando" Pepa estaba aterrorizaba, y aún peor Pepa estaba embarazada ¡Qué terrible desgracia... Un hijo!
Llegó Héctor de trabajar y Pepa esperaba en la puerta (EXTRACTO DE LA CONVERSACIÓN DE PEPA Y HECTOR)
Pepa:- Héctor... estoy... estoy
Héctor:- No me diga´ que esta´ haciendo dieta. La verda´ que se hace pesada la cuestión, visteS. Igual así, ´tas linda, ´tas.
Pepa: Le lleva la mano a la panza que se mueve- ¿Lo sentís Héctor?
Héctor:- Te vas a rajar flor de pedo, dejame de joder, de querer que te huela el orto cuando te cagas. Me voy arriba y de cojer ni hablemos.
Pepa no pudo decirle a Héctor aquella vez, pero pasado un mes, Héctor la lleva a una clínica porque Pepa le dice que la tiene que operar de apéndice. Mientras daba vuelta en la sala de espera, un médico se le acerca, lo felicita y lo invita a pasar; "Felicitaciones futuro papá" dijo una enfermera. Enfurecido saltó desde la puerta de entrada, a la camilla y comenzó a golpear con furiosas trompadas la panza de Pepa, lo que ayudó a que saliera el bebé.
Así fue no más, Silvia (la niña en cuestión, a quien le pusieron ese nombre en honor a una hermana de Pepa, que meses más tarde confesaría ser lesbiana) rondaba por el año y medio de edad y no solo que no sabía hablar ni lo más mínimo, ni dar pequeños pasos, si no que también tras haber hecho lo segundo gustaba de revolcarse en el pañal quedando completamente bañada en su materia fecal. A todo esto Pepa y Héctor estaban déle que déle en la cocina, y los gritos se escuchaban y no eran precisamente de Pepa; "Héctor afloja con la matraca" gritó el vecino del fondo; entonces Héctor y Pepa tras haber terminado, pararon las rotativas (es decir de darle y darle). Un grito desde el living, Silvia se había ahogado, atragantada con su materia fecal; sería terrible que tan joven le llegara la muerte.
Con suma urgencia, Héctor, se montó es su Fiat 147, Pepa y Silvia, siempre con él, entonces emprendió el rumbo hasta el Pirovano, rapidísimo corría el motorcito del auto azul que se sacudía en el adoquinado de Triunvirato. Llegaron rapidísimo al hospital y hay no mas corriendo entre medio de la gente de la guardia Pepa, que llevaba en brazos a Silvia, se metió en consultorio médico. Héctor no las vio más y se quedó en la recepción, intentando ver si la veia, pero como a la media hora se quiso levantar a la recepcionista, así que de esta manera se acercó con sus seductores siete dientes, su perfecta modulación (si no tenemos en cuenta a la letra S como parte del abecedario), su elegante perfume autóctono y sin lugar a dudas su buen gusto a la hora de combinar alpargatas modelo verano del 50' (esas a las que el tiempo les hacia un agujero en el dedo gordo), una remera sport manchada con grasa (obviamente a propósito), y el detalle más sexy radicaba en sus cortos y azules (aunque manchados por lavandina), shorts que no cubrían si quiera la cercanía de sus rodillas; en diez minutos de chamuyo irresistible la minita era suya. Habló largos cuarenta y cinco minutos, con la muchacha, y por cansancio ella estaba a instantes de ceder, y entonces apareció Pepa y Silvita que ya estaba bien.
:- Tenemos que hablar- le dijo Pepa
:- ¿De qué? ¿De la nena?- contesto Héctor
:- No, del nene, la semana que viene, tengo que venir a parir
:- Pero...
:- Sh! Pero, nada. Ya esta todo pensado se va a llamar Guido, lo voy teñir de rubio, y le voy a comprar juguetes y si queres andate con quien quieras, pero no vuelvas.
:- Bueno..- No lo deja terminar
:- Bueno nada te sentás ahí y te dejas de joder, porque sino olvidate que te vuelva a cocinar, a lavar, de que te la vuelva a chupar.
Y H
éctor se calló y se quedó sentado sin emitir sonidos, aceptando sin más comentario que el mismo silencio, el nacimiento de su nuevo hijo.
Y así fue no más Héctor, Pepa, Silvia y Guido, vivieron unos cuantos años en esa casa, Héctor y Pepa siguen ahí, la casa se convirtió en la capital internacional del enema ya que todos los integrantes disfrutaron toda su vida de esto. No, ellos no se juntan los Domingos a comer asado, como los españoles, a comer pasta, como los italianos, no se juntan los sábados para ir a la sinagoga, como los judíos y los árabes, no los Suller, no. Pero como toda familia tiene su tradición cada Lunes a eso de las 7 de la tarde se acomodan en rondita y le colocan un supositorio al de la izquierda. "

Los Suller una familia como cualquier otra...
No te pierdas las próxima entrega: "Los Mediáticos (¡Corran por sus vidas!) Parte II "Los chicos crecen" ".
Por acá por donde más por El paraíso del pecado, donde el pecado no es que vengas sino que vuelvas

martes, 1 de septiembre de 2009

Pasen y lean

Es la quinta o sexta vez que intento escribir algo interesante para la columna, algo que pueda ser publicado sin problemas, algo que integre a la comunidad escolar porque, en definitiva, a ustedes me estoy dirigiendo y más allá de que seguramente exista un ser humano tras el cargo (de rector, de madre, de padre, de profesor, de alumno o lo que fuere) me es imposible hablar de política, de sexo o de lo estúpido que me parece Ricky Maravilla, por el simple hecho de que todos estamos cumpliendo nuestro papel y a ninguno de nosotros nos reúnen los temas antes mencionados (aunque es posible que el de Ricky Maravilla sí). Teniendo en cuenta todas estas limitaciones, existen otra infinidad de temas que sí, podemos tratar sin problema alguno, sería genial encontrar esa otra infinidad de temas. Pero entonces, sigo intentando...
“¿Y por qué no hablas de la lectura?” me dijo ya hace un tiempo Viviana Ford, mi profesora de Periodismo y Lengua. La pregunta todavía queda sonando en mi cabeza. Yo no soy un gran lector, no soy una persona que lea con voracidad. Sin embargo y a pesar de lo que acabo de decir, es una tarea que a mi me da placer. Convengamos que el acto de leer no es muy complejo, según la Real Academia Española consiste en: “Pasar la vista por lo escrito o impreso comprendiendo la significación de los caracteres empleados”. Leer un cartel de colectivo, una publicidad, el precio de un alfajor, es una cuestión que nos resulta absolutamente simple. Gracias a las condiciones en las que, por suerte, todos nosotros vivimos, el analfabetismo nos resulta ajeno.
La cuestión comienza en la primaria y se pone un tanto complicada. Desde el momento en que se van sumando letras, oraciones, párrafos... ¡Auxilio! Comienzan a aparecer esos tediosos, horribles y asquerosos manuales, ese montón de cosas escritas en el pizarrón, esa maldita profesora que nos grita y nos amenaza con su aguda voz: “¡Copia! ¡Copia porque borro!”. Más tarde, una vez que aprendimos a escribir, la tortura continua ¡Y de qué manera continua! Aprendemos a leer en voz alta, y no vaya a ser cosa que leas lento o cortado, por qué de eso se iba a enterar la directora, también componemos textos con títulos sumamente brillantes como “La vaca”, “Qué linda es mi mamá”, entre otros baluartes de la literatura. Las terribles faltas de ortografía... Que si b, que si v, que si s, c, z y qué se yo; y los acentos... Para qué los acentos, qué son ese montón de rayas inútiles, esas comas mal puestas. Cada vez que la maestra decía, con su pasma sepulcral digna de una hiena acecina: “Dictado o lectura” yo desde mi pupitre sollozaba “¿Por qué, por qué a mí, si yo no les hice nada?”. Lengua, definitivamente no era lo mío.
En la secundaria, las cosas dieron un giro de ciento ochenta grados “Lengua” no era solo Lengua sino también era Literatura. “Nos vemos de nuevo porquería” recuerdo haber dicho la primera clase, ¡Qué equivocado que estaba! Tarde muy poco, muy poco, en darme cuenta. Al mes de comenzado el ciclo escolar, fuimos cruelmente obligados a leer. Llegue a mi casa con la más profunda de las indignaciones, miré la tapa del libro con desprecio y lo abrí con la única idea de aprobar la materia. Pero fue todo tan distinto, esas páginas tenían palabras, no eran un montón de letras, no ahora no. Pasar las páginas, los capítulos, los días; en “El diario de Adán y Eva” contada por Mark Twain, resultaba tan ameno. Viví la historia, puedo jurar haber estado en el Edén con ellos, me reí de Eva con Adán, de Eva con sí misma y finalmente me entristecí con Adán y su soledad. Las cosas habían cambiado señores, no era tan terrible leer, era incluso lindo. Lengua, raramente, dejó de ser una porquería y leer se había convertido en una de mis actividades predilectas.
Cambia, todo cambia, cuanta razón tenía el chileno Julio Numhauser (versión popular interpretada por Mercedes Sosa). Ese montón de hojas nos llevan a lugares inhóspitos, nos invitan a la casa de aristocráticos señores, nos hacen vibrar, nos hacen reír, nos hacen llorar, nos hacen sentir. Y ese montón de papeles con palabras, con puntos, con comas y con acentos más que útiles; son el pasaje que nos hace partícipe de cada historia.
P.D: Esto no incluye insultos porque es mi columna en la revista de la escuela, por lo que también nombro a mi profe de Lengua a la que quiero mucho y odio por algunos pocos segundos, como a todos los que uno quiere.-

lunes, 24 de agosto de 2009

Noches de desvelo

Era hora ¿no? Seguramente esa pregunta sirva para los antiguos lectores de mis queridas Crónicas de un Infeliz y obviamente también me sirva a mí. Pero como estoy lejos de querer hacer distinciones entre el poco público que tengo, paso a explicar: "Noches de desvelo" concentró una cantidad de cuentos cortos -la mayoría no superan la carilla-, algunos mejores otros peores, la cuestión es hoy esta completa la obra con 30 cuentos, de los cuales jamás voy a publicar todos.
Empezaba todo allá lejos y hace tiempo, el calor era insoportable en el cuartito dónde recién había mudado la computadora, pero sin embargo las noches de verano en Buenos Aires parecen dar respiro, a todo un día en el que el sol castiga a cada porteño. Yo en aquel entonces admiraba la filosofía, lo quería saber todo, lo quería razonar todo, lo quería decir todo y siempre acaba textos largísimos sin decir nada, intentando ahondar en una frase al punto de volverme repetitivo de cansarme de lo de que acababa de escribir -y eso que yo soy el orgullo hecho ser humano, o era- de decir tanto lo mismo, y llegar al punto de no decir nada. El admirador de la filosofía estaba en problemas, no decir nada en un texto de tres páginas es todo un problema. Aquella noche de Viernes, madrugada de Sábado, abrí la ventana y empecé a escribir, a escribir un cuento que describiera más o menos lo que sentía poniendo un hipotético caso, una fantasía pero en aquel momento con la idea dejar una suerte de moraleja. Una vez terminado el cuento, lo leí, no era muy largo, no desvariaba, el mensaje era claro, era lo que buscaba. Minutos más tarde llegaron los bostezos, el sueño acusó recibo recién a las tres de la mañana -cosa totalmente inusual para mí, entonces a penas un púber de 13 años-, y una vez todo listo; a dormir. Esperé todo ese sábado que se hiciera de noche y así llegaría otra noche de desvelo y otra...
Todos los cuentos están relatados en primera persona, ya sea como primera protagonista o testigo, y a decir verdad no entiendo por qué esto es así, supongo que están cargados de una subjetividad enorme como para presentarlo en tercera persona omnisciente, como para que yo tenga la grandeza que los escritores en su mayoría tienen, la grandeza de no pensarse protagonistas. Pensé en dos o tres cuentos y listo. Después agrandamos la mira capas llegue a los cinco, ¿Y a diez? A lo mejor no me dé el cuero, dejalo ahí que esta bien. Hoy abro en Word "Noches de desvelo" y veo que hay 39 páginas, 30 historias.
Así que sin más que lo dicho hemos de reinaugurar "noches de desvelo", digo reinaugurar porque existen cuentos anteriores de esta misma saga publicados en el anterior blog, que nunca esta de más recordarlo http://cronicasdeuninfeliz.blogspot.com/search/label/Noches%20de%20desvelo.
Adiós mis queridísimas criaturas

sábado, 15 de agosto de 2009

La Reina Madre

No, no vaya a creer que nos interesa la monarquía, ni la vida de los reyes ingleses, ni Elizabeth II, ni Sir. Charles, ni la estremecedora historia de Lady D. No, eso que Ud. imagina de Charles y su mucamo(historia que recorrió varias tapas de revistas hace unos años una fogosa historia entre los flemáticos señores, precisamente no estaban tomando el té a las cinco de la tarde) tampoco nos importa, o al menos no hoy.
La Señora... lo digo o no lo digo... Mirtha Legrand (Aplausos, llantos, gritos, puteadas, suicidios y tiros al televisor, todo eso genera Lady Mirtha). Qué gusto tenerla acá en el blog, es todo un honor para mí poder estar con Ud. Verla de cerca, arruga por arruga, mancha por mancha, poder alcanzarle el andador, las pastillas e incluso y lo que más me emociona es poder traerle la chata, y qué se yo quizá Ud, Ud. señora Mirtha Legrand, me deje al menos una gotita de sus glamorosos orines (el cual seguramente enmarque y ponga en mi vitrina bien protegida por el cristal)¡ Ay Mirtha como te quiero!
Allá, por la Edad de Piedra, donde los argentinos todavía no teníamos la desgracia de serlo y la Tierra respiraba feliz y contenta, Mirtha Legrand estaba reunida con su productor Daniel Tinayre, en lo que hoy es Rió Gallegos. Aparentemente ella era todo un sex simbol según los espectadores de aquella época, pero él le proponía almorzar junto a la fogata más grande con algunos de los personajes importantes, en vez de organizar orgías; a lo que Mirtha repondería con un terminantemente no. Pero entonces, desde el fondo del bar irrumpió una ola, que los congelaría.
Unos cuantos millones de años después a principio del siglo XX fueron descongelados y tras una inyección de botox Mirtha y él que hasta entonces era su productor Daniel Tinayre , quedaron como nuevos (bue... no tan nuevos). Mirtha aceptaría salir almorzando, en la revolucionaria caja que existía en aquel siglo, pero tuvieron que modificar el formato anterior ya que Mirtha antes mostraba un pesón a lo largo de toda la comida en señal de agradecimiento por el alimento.
Daniel y Mirtha tuvieron sexo apasionado mientras comían un chocolate amargo y más tarde, en 1946, estúpidamente se casarían. Tras hacer unas cuantas películas pedorras que para la época eran impresionantes. El director del entonces Canal 9, Alejandro Romay, le ofreció a Mirtha conducir su propio programa, Almorzando con las estrellas. Ni bien se estrenó, en 1968, Almorzando con las estrellas se convirtió en un éxito de audiencia. Tiempo después, Mirtha ya consangrada, salió al aire mostrando su chamuzcado y peludo pesón izquierdo; el escandalo fue tan grande que levantaron el programa y a la semana siguiente volvió con el nombre el Almorzando con Mirtha Legrand, haciéndola personalmente responsable de los traumas psicológicos que el programa pudiese causar.
Desde entonces vimos a Mirtha decir idioteces sin medida alguna, hacer gala de sus fascistas ideas políticas y por qué no también insultar a su marido -cosa que luego su amiguillo Ciche Gelblum pondría al aire-. La televisión argentina coronó a Mirtha como la reina madre(porque no tenía nada mejor qué hacer). Mirtha Legrand murió la semana pasada a esta hora, atragantada con una empanada Jujeña, pero desde entonces un holograma la reemplaza, seguramente jamás se noten diferencias.