miércoles, 16 de septiembre de 2009

Los mediaticos (¡Corran por sus vidas!) Parte I "The Suller's family"

Antes de empezar... Buenos días.
Ahora, que ya nos saludamos, que ya te sacaste los zapatos, ya te desabrochaste la bragueta y terminaste de hacerte la pajota, ahora que te tiraste al mejor estilo babosa inútil sobre el sillón de la computadora, que ya te tiraste ese pedo que viene pujando desde hace un tiempo y que ya te sacaste ese moco que venia bajando lento en el transcurso de la mañana; recién ahora podemos hablar. En la entrega de hoy "Los Mediáticos", los creadores de la televisión basura, los señoriítos que disfrutan del escándalo desmedido, ellos -mejor dicho esos-, esos abortos de la naturaleza agravados por la exposición televisiva. Son muchos los nombres, pero podemos relacionarlos en una y tan solo una familia, la familia de los mediáticos (¿Qué les queda a los pobres Ingals?). Y esto es una larga, larguísima historia, pero empecemos por el principio:

"Corría el año 1953, una mañana fresquita en el barrio porteño de Villa Ortúzar, y Pepa Suller estaba sentada en la mecedora, que alguna vez fue de madre, tomando mate con una vecina del barrio. La charla fue normal hasta que llegó la vecina de enfrente, a la que por cierto ambas envidiaban por ser flaca y escuchar los gritos desesperados de placer que emitía cuando estaba con su amante, se posicionó de frente a Pepa y le dijo: " Esa panza no es de mate con galletitas, esa panza es de embarazada". Pepa tardó en contestar, pues en principio pensó como insultarla o tirarle la pava caliente entre las piernas, pero más tarde reflexionó y dijo "Con razón se mueve la panza y aunque espero que sea pedo no sale nada". La otra vecina acotó "Sí, además acordate que hoy vomitaste tres veces: cuando cocinabas, que bueno igual me lo comí, en el taxi que le vomitaste la pelada al pobre hombre del Renaut y al final cuando se la chupabas a Fernando" Pepa estaba aterrorizaba, y aún peor Pepa estaba embarazada ¡Qué terrible desgracia... Un hijo!
Llegó Héctor de trabajar y Pepa esperaba en la puerta (EXTRACTO DE LA CONVERSACIÓN DE PEPA Y HECTOR)
Pepa:- Héctor... estoy... estoy
Héctor:- No me diga´ que esta´ haciendo dieta. La verda´ que se hace pesada la cuestión, visteS. Igual así, ´tas linda, ´tas.
Pepa: Le lleva la mano a la panza que se mueve- ¿Lo sentís Héctor?
Héctor:- Te vas a rajar flor de pedo, dejame de joder, de querer que te huela el orto cuando te cagas. Me voy arriba y de cojer ni hablemos.
Pepa no pudo decirle a Héctor aquella vez, pero pasado un mes, Héctor la lleva a una clínica porque Pepa le dice que la tiene que operar de apéndice. Mientras daba vuelta en la sala de espera, un médico se le acerca, lo felicita y lo invita a pasar; "Felicitaciones futuro papá" dijo una enfermera. Enfurecido saltó desde la puerta de entrada, a la camilla y comenzó a golpear con furiosas trompadas la panza de Pepa, lo que ayudó a que saliera el bebé.
Así fue no más, Silvia (la niña en cuestión, a quien le pusieron ese nombre en honor a una hermana de Pepa, que meses más tarde confesaría ser lesbiana) rondaba por el año y medio de edad y no solo que no sabía hablar ni lo más mínimo, ni dar pequeños pasos, si no que también tras haber hecho lo segundo gustaba de revolcarse en el pañal quedando completamente bañada en su materia fecal. A todo esto Pepa y Héctor estaban déle que déle en la cocina, y los gritos se escuchaban y no eran precisamente de Pepa; "Héctor afloja con la matraca" gritó el vecino del fondo; entonces Héctor y Pepa tras haber terminado, pararon las rotativas (es decir de darle y darle). Un grito desde el living, Silvia se había ahogado, atragantada con su materia fecal; sería terrible que tan joven le llegara la muerte.
Con suma urgencia, Héctor, se montó es su Fiat 147, Pepa y Silvia, siempre con él, entonces emprendió el rumbo hasta el Pirovano, rapidísimo corría el motorcito del auto azul que se sacudía en el adoquinado de Triunvirato. Llegaron rapidísimo al hospital y hay no mas corriendo entre medio de la gente de la guardia Pepa, que llevaba en brazos a Silvia, se metió en consultorio médico. Héctor no las vio más y se quedó en la recepción, intentando ver si la veia, pero como a la media hora se quiso levantar a la recepcionista, así que de esta manera se acercó con sus seductores siete dientes, su perfecta modulación (si no tenemos en cuenta a la letra S como parte del abecedario), su elegante perfume autóctono y sin lugar a dudas su buen gusto a la hora de combinar alpargatas modelo verano del 50' (esas a las que el tiempo les hacia un agujero en el dedo gordo), una remera sport manchada con grasa (obviamente a propósito), y el detalle más sexy radicaba en sus cortos y azules (aunque manchados por lavandina), shorts que no cubrían si quiera la cercanía de sus rodillas; en diez minutos de chamuyo irresistible la minita era suya. Habló largos cuarenta y cinco minutos, con la muchacha, y por cansancio ella estaba a instantes de ceder, y entonces apareció Pepa y Silvita que ya estaba bien.
:- Tenemos que hablar- le dijo Pepa
:- ¿De qué? ¿De la nena?- contesto Héctor
:- No, del nene, la semana que viene, tengo que venir a parir
:- Pero...
:- Sh! Pero, nada. Ya esta todo pensado se va a llamar Guido, lo voy teñir de rubio, y le voy a comprar juguetes y si queres andate con quien quieras, pero no vuelvas.
:- Bueno..- No lo deja terminar
:- Bueno nada te sentás ahí y te dejas de joder, porque sino olvidate que te vuelva a cocinar, a lavar, de que te la vuelva a chupar.
Y H
éctor se calló y se quedó sentado sin emitir sonidos, aceptando sin más comentario que el mismo silencio, el nacimiento de su nuevo hijo.
Y así fue no más Héctor, Pepa, Silvia y Guido, vivieron unos cuantos años en esa casa, Héctor y Pepa siguen ahí, la casa se convirtió en la capital internacional del enema ya que todos los integrantes disfrutaron toda su vida de esto. No, ellos no se juntan los Domingos a comer asado, como los españoles, a comer pasta, como los italianos, no se juntan los sábados para ir a la sinagoga, como los judíos y los árabes, no los Suller, no. Pero como toda familia tiene su tradición cada Lunes a eso de las 7 de la tarde se acomodan en rondita y le colocan un supositorio al de la izquierda. "

Los Suller una familia como cualquier otra...
No te pierdas las próxima entrega: "Los Mediáticos (¡Corran por sus vidas!) Parte II "Los chicos crecen" ".
Por acá por donde más por El paraíso del pecado, donde el pecado no es que vengas sino que vuelvas

2 comentarios: