miércoles, 25 de noviembre de 2009

Lágrimas sobre el choripán

Queridos habitantes del contaminado y próximo a ser extinto, planeta Tierra. Les habla otro ser que va a morir junto con ustedes así que muevan dos ojetes a la derecha, reclinence sobre el cadáver en menor estado de putrefacción, tome su computadora portátil -única compañía y vestigio social entre tanto muerto- que pesa menos que un pedo y es más chica que un puño- y, por supuesto, Ud., jamás sabe dónde carajo la deja-. Sin hacer más que esto, lea...

Todos hemos experimentado, a lo largo de nuestras cortas o largas vidas, distintos tipos de emociones. Todos también hemos tenido nuestro momento de reflección y quizás allí este es el punto en donde nos pongamos melancólicos, o comencemos a filosofar sobre lo poco que hemos hecho de nuestra vidas, sobre qué mierda será de nuestro futuro inmediato o a largo plazo, y llegamos haciendo balances de lo que pasó, de lo que no pasó, de lo que podría haber sido, de lo que nunca nos llegó, de lo que nos arruinó por completo. Seguramente en estos momentos usted no recuerde momentos felices, porque creo que esta inserto en la naturaleza del ser humano, que en estos momentos en los que se mira a si mismo y ve lo poca cosa de su existencia, o que el porvenir esta a unos pasos no más y todavía no ha hecho nada productivo; entonces llega la depresión -fiel compañera del fracasado-. Este tipo de depresiones no son nocivas, nos hacen reflexionar, para, pensar, bajar un poco, etc, etc.
Pero existe otro tipo de depresión; esa lágrima que se busca como por lapso de media hora para hacer mas interesante la escena: esa tía que no esta muy sobria en la fiesta de fin de año y aunque le patina la lengua y no coordina correctamente las palabras comienza a dar uno de esos discursos estúpidos en los que se ríe de a ratos, donde repaza los actos del año haciendo el balance más patético, en el que a toda costa intenta hacer ver que el año fue genial, nombrando nacimientos, casamientos y demás boludeces... Eentonces termina llorando desconsoladamente con unos cuantos parientes que, a lo mejor, estan sobrios pero se prenden este casi podríamos llamarlo "ritual" en el que aflora la pelotudez disfrasada de emoción, ritual que finaliza con un brindis y la aguidísma voz de la tía a la cual le pasaron unas cuantas cajas de Phip Morris, además que la pasaron por enesima unos cuantos años entonando la estúpida pero inagotable frase -en cuanto a vigencia- "Porque el año xxxx sea mejor" y vuelven a brindar aunque quede incomodísimo desde el lugar donde esta el otro pariente al que seguramente odie y le desee desde lo más profundo del alma que muera para tener un terrenito en el Chaco y mal venderlo pero acumular algún tipo de riqueza que quizá ni si quiera necesite.
¿Cómo no hablar de esa novela de las tres y pico de la tarde? De la novela que conmueve a doña Rosa desde tiempo inmemorial, y aunque cada novela nueva tenga la misma trama, ella siempre va a empezar a verla con el placer de saber que al menos son otros actores -a veces ni eso, miren a Floricienta, a Niní y a Casi ángeles temporada 187, de todas formas ese es otro tema-, pero lo grave es que no solo doña Rosa se conmuve, y ahí "habemus problema". Cuando el niño de la casa se enganchó mirando "el Clón", cuando el más macho de Flores no salía a la calle de 6 a 7 porque esta "Lazos de Familia", cuando la muchacha intelectual que defenstra a la caja de Pandora (televisor) no se pierde un capítulo de "Amor en custodio", entonces tratan de mantenerlo escondido pues a nadie le causa orgullo el decir "Si, yo miro María, la del barrio" (se llamaba así, no? NOTA: No te hagas el pelotudo sabes perfectamente el título . Uh! y como olvidarse de los noticieros y su teleteatro, la músiquita de fondo ¿No les parece demasiado? No, evidentemente no. Los viejos llorando y estremeciéndose en sus habitaciones mientras el periodista trata de ponerle emoción con la voz -y lo hace tan mal- pero sin embargo los viejitos lloran porque la nena volvió a casa, el último crimen pasional donde tal o tal es un monstruo terrorífico y el otro es una pobre víctima.
Y entonces todos, malditos infelices que simulan ser insensibles (me incluyo), o que son hiper sensibles ante cualquier idiotez como las antes mencionadas... lloran desconsoladamente, llorar con esta lágrima, que mas que agua esta compuesta por grasa parrillera, por chimichurri; estas lágrimas estúpidas absolutamente provocadas... estas lágrimas sobre el chopirán, que a veces nos vienen tan bien!

No hay comentarios:

Publicar un comentario