sábado, 20 de junio de 2009

Adiós. Ojalá que volvamos a vernos

Es difícil empezar cuando hay tanto que decir y siempre hay algo más.


Mi querido, mi amado, mi admirado, Fernando Peña finalmente, y después de vaivenes con respecto a su salud, murió. ¡Ay! Fernando… Te voy a extrañar, te voy a necesitar, te voy a tener conmigo de todas formas en mi memoria... lo que no quita lo trágico de las dos anteriores. Cuando uno ve “irse de gira”, como se dice en el ambiente, a un ejemplo, a alguien quien admiraba, ve irse también a una parte de uno; lo que jamás vemos es que se queda otra parte y a mi el señor, Fernando, me dejó una parte.

Jugando en el borde, siempre en el borde. Jugando a horrorizar gente, a ver qué cara pone, jugando con lo ridículo de la arbitraria moral del ciudadano común, jugando con lo que piense “Doña Rosa” cuando llegue a casa y vea a un homosexual en la televisión, diciendo que es “puto”, jugando con lo que va a decir Crónica TV en sus placas coloradas. Jugando con la vida y bailando siempre con la muerte. Muerte que el mismo debe haber lamentado porque sin dudas este no era el momento, seguramente nunca lo hubiera sido, para los que lo idolatramos. Jugando en el borde, jugando a la ruleta rusa, jugando sin mucho respeto… se cayó.
Me quedo pasmado cada vez que vuelvo a pensar que estas muerto. Cuando vi en Intrusos su imagen, no hice más que abrasarla; no llore, no acostumbro. Ahora quien va a darse el gusto de hacer lo que quiere, o mejor dicho, lo que le sale; quién va a poder decir las cosas así de chocantes y de crudas… y de reales. Y todavía no lo creo… pienso mañana lo voy a escuchar, para saber que piensa él, que dice… y no dice nada, no hay caso.

Un bicho de teatro, un alma de entre telones, ¡por dios! Un hombre que amaba lo que hacia y se notaba tanto. En el teatro fue el único actor me dio alegría de verlo actuar, la sangre se te congelaba con tres palabras. Y en la radio, en la radio era lo mismo. La fantasía era lo suyo, con la excusa de otras voces: con “Milagros” el se permitía ser bueno, con “palito” se permitía ser popular, con “Dik Alfredo” se permitía ser hombre, con “Martín Revoira Linch” se permitía ser el "niño bien" que alguna vez fue, con “Sabino” podía ser un viejo sabio, con la “Mega” ser casi mujer, y con “Roberto” se permitía ser un puto sufrido. Y si este momento, en especial, no era el adecuado de morirse para él fue porque no pudo estrenar su última obra (eran 20 obras en una hora) y si tampoco lo era es porque lleno de proyectos. Murió en lo alto.

Mañanas sin vos, noches sin vos, vidas sin vos. Adiós, Fernando. Ojalá que volvamos a vernos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario